Uno de los comportamientos indeseables que más frecuentemente se observan en los perros son aquellos relacionados con el miedo a diferentes estímulos tales como tormentas, ruidos fuertes, otros perros, personas… Siempre que pensamos en miedo nos imaginamos un perro que no se mueve, que nos mira con pánico y que huye a resguardo. Pues bien, efectivamente un animal que se comporte así, tiene miedo. Pero hay otros que reaccionan ladrando, mordiendo, sin poder quedarse quieto, el que no se separa de nosotros…etc.
Debemos tener cuidado si vemos que actúa de manera agresiva, su instinto muchas veces le lleva a sentir que tiene que defender su territorio ante los extraños y puede llegar a atacar.
Afortunadamente, existen trucos para paliar sus reacciones ante determinados estímulos.
En primer lugar tenemos que identificar qué es eso que le produce esta ansiedad. A partir de aquí podemos empezar a actuar.
Ante una situación de miedo, susto en el que nuestra mascota está especialmente intranquila e inquieta, tenemos que tener en cuenta LO QUE NO DEBEMOS HACER.
– Premiarles o calmarles ante esa reacción. Podría interpretar que es algo bueno y repetirlo para obtener obsequio.
– Castigarle. Nunca se debe castigar a un perro por tener miedo, eso llega a confundirlos y estresarlos . Debemos inspirarle confianza, se tiene que sentir seguro cuando está contigo.
– No debes dejarle solo. Al igual que un niño lo único que haríamos sería infundirle una mayor inseguridad y esto puede desencadenar una reacción de extrema ansiedad a quedarse solo.
– Nunca debemos atarlo, agarrarlo o cogerlo. Ante una situación de esta magnitud podríamos sufrir un ataque. El perro se defiende y sólo querrá huir, si cerramos esta vía de escape habría un probable mordisco.
Recuerda que por mal que tú lo estés pasando, seguro que él lo está pasando mucho peor, no puede explicar qué le ocurre. Tus gritos y exigencias solo podrían agrandar el problema, debes tener paciencia. Él te lo agradecerá.
LO QUE SI DEBEMOS HACER para que nuestra mascota tenga más confianza y seguridad.
– Evitar zonas de sobreestimulos en sus paseos. Muchos ruidos, mucha gente, muchos perros… Debemos esquivar estas situaciones que pueden producir estres.
– Crear una rutina. Le hará sentirse más seguro, saber a que hora sale, saber a qué hora come, cuanto van a durar los paseos. La rutina es fundamental para este tipo de tratamiento.
–Socialiazación básica. Si nuestro perro se siente seguro con nosotros, debemos enseñarle que las cosas no dan miedo, acompañándole cuando está asustado. Lo mejor es actuar con naturalidad e intentar distraerle cuando algo le asusta.
– Ayuda profesional. Podemos acudir a escuelas de adiestramiento para hacer de nuestro compañero un ejemplar modélico, pero será imprescindible contar con la ayuda de un especialista cuando los miedos le lleven a una actuar de forma violenta que pueda entrañar un riesgo físico para el propio amo, terceras personas u otros animales.
Por último, recordad, ¡ si un problema no es tratable, siempre es mejorable!